Difícilmente un sector económico sea tan hostil para los pequeños Micro y Mini empresarios, como el sector de las telecomunicaciones.
Mientras en segmentos como el de alimentos, comercio o turismo los gobiernos invierten en programas de incubación y fortalecimiento, por el contrario, en América Latina los planes para las Pymes de Telecomunicaciones parecieran estar diseñados para impedir su crecimiento.
¿Cómo logran sobrevivir los pequeños ISP en América Latina?
El terreno de juego para las pequeñas empresas de Telecomunicaciones se podría definir como desnivelado en todos los aspectos, desde la regulación que juega en muchos casos en su contra al estar diseñada para grandes operadores, pasando por la discriminación selectiva de las denominadas hightech, hasta las más absurdas restricciones locales y regionales.
Aunque las Mipymes de telecomunicaciones son claves en la disminución de la brecha digital, pues operan donde nadie más quiere llegar, muy pocos gobiernos en la región han diseñado políticas reales para su protección o fortalecimiento, siendo posiblemente las únicas excepciones las de Bolivia y Paraguay, en donde el modelo cooperativo es impulsado por diversas políticas públicas.
El concepto de pequeños proveedores de Internet se refiere a prestadores locales o regionales de telecomunicaciones cuya cobertura no supera los 10 mil usuarios y que en la mayoría de los casos, son comunidades organizadas que auto gestionan la prestación de los servicios, con infraestructura limitada.
Por fuera de los modelos de subsidio para el acceso a la red
En varios países de América Latina existen importantes subsidios gubernamentales para la disminución de la brecha digital[1], sin embargo curiosamente es una constante que estos subsidios solo aplican para las grandes compañías proveedoras de Internet (Claro, Millicom, Telefónica, Partners y France Telecom)[2], lo cual es una gran contradicción, pues estas compañías históricamente han optado por no tener presencia en zona rurales o apartadas, por los bajos márgenes de rentabilidad[3], siendo justamente estas zonas los lugares donde la brecha digital es más marcada y en donde operan la mayor parte de los más pequeños ISP, los mismos que requieren músculo financiero para poder crecer, sin embargo los gobiernos prefieren darle el apoyo económico a las grandes ISP que no tienen presencia en estas zonas y que por demás tampoco necesitan el músculo financiero y mucho menos subsidios, esta situación se repite de forma sistemática principalmente en Colombia y México[4].
Espectro Inaccesible
Para poder llegar a las zonas más apartadas en América Latina, los pequeños ISP requieren fundamentalmente de tecnologías inalámbricas, las cuales en sentido práctico se han convertido en las grandes reductoras de la brecha digital, sin embargo, el acceso al espectro radioeléctrico en frecuencias concesionadas es prácticamente imposible para un pequeño ISP, que debe conformarse con las bandas libres de 2.4 y 5.8, las cuales en la región están totalmente saturadas.
El concepto de banda libre se refiere, a un segmento de espectro radioeléctrico que es liberado mediante regulación estatal, para que cualquier persona u empresa opere en estas frecuencias, lo cual permite un uso no concesionado de un bien limitado, el cual, por lo pequeño del segmento, termina saturándose rápidamente ante la alta demanda en su uso[5].
Regulación excesiva
Con excepción de Colombia que con la Ley 1978 de 2019 simplificó el proceso de habilitación del servicio de Internet y parcialmente en México, la mayor parte de las regulaciones en América Latina en su gran mayoría están diseñadas para impedir el surgimiento de nuevos pequeños operadores dada la gran cantidad de requisitos, trabas, procedimientos y burocracia que rodean los procesos concesionales y licitatorios, lo cual desestimula la legalización de los pequeños, bloquea la innovación y aumenta las brechas sociales, al tiempo que impide que las zonas rurales con mayor necesidad de acceso a la red sigan estando desconectadas de la sociedad de la información, en un momento histórico en el que la conectividad ya no es un privilegio sino un derecho humano[6].
CDN o Datacenters
El Internet que consumimos en el presente a diferencia del Internet de hace tres décadas, es más local que global, es decir, la información a la que accedemos, principalmente el video, se encuentra alojada en potentes computadoras instaladas en las sedes de nuestros proveedores de Internet, una tecnología que recibe el nombre de CND Content Delivery Network, o red de distribución de contenidos[7].
Los servidores de los CND también conocidos como Datacenters, son provistos por las grandes compañías de Internet (Hightech), es decir: Amazon, Google, Facebook y Netflix, ya que ellos mismos son los mayores beneficiados de que el tráfico no haga colapsar sus canales de datos centrales, en términos sencillos, estas grandes compañías hacen copias locales de sus contenidos en cada GRAN proveedor de Internet, logrando de esta forma que la mayor parte del tráfico (58% en promedio), sea local.
Este beneficio es gratuito para los proveedores de Internet, pues la tecnología la proveen directamente los generadores del contenido.
Pero si bien los CDN son un alivio para todos los eslabones de la cadena de provisión de red, los mismos no están disponibles para los pequeños ISP, toda vez que su tráfico es tan bajo que no resulta rentable para las grandes Hightech instalarles esta tecnología, razón por la cual los pequeños proveedores usan el total de su canal de datos, mientras los grandes “Cachean” alrededor del 58%, lo que finalmente se ve reflejado de forma proporcional, en una disminución del mismo porcentaje de costos.
En sentido práctico, los pequeños proveedores de Internet tienen un sobrecosto cercano al 60% del valor de acceso al producto que proveen y aunque sus usuarios consumen principalmente los mismos servicios de Google, Facebook o Netflix de los grandes, para ellos no existen alivios de tráfico.
El servicio como valor diferencial
Las anteriores condiciones podrían definirse como las peores posibles para un emprendimiento, sin embargo, los pequeños ISP no solo logran sobrevivir, sino en muchos casos crecer, algo que, aunque parece imposible, he logrado dilucidar con la observación desde la experiencia práctica.
En días pasados estuve descansando en la finca de unos familiares, debido a lo apartada de la zona, el único servicio de Internet disponible es el que presta un mismo vecino de la zona a través de tecnología inalámbrica.
Luego de una fuerte lluvia el servicio de Internet comenzó a fallar, razón por la cual el dueño de casa llamó al proveedor de Internet, directamente al propietario de la empresa, su vecino, que en menos de dos horas estaba en la finca reparando el inconveniente, siempre con la mejor actitud y una legítima vergüenza en su rosto por los inconvenientes presentados, el daño duró menos de una mañana y el servicio fue restablecido.
El conocimiento de sus propias comunidades, su cercanía, la facilidad de comunicación, el servicio y la atención brindada, sin duda marcan el punto de inflexión que permite no solo la supervivencia sino el crecimiento de los pequeños ISP, titanes en medio de adversidad.
En Conclusión
Aun teniendo muchas variables en contra, en un mercado diseñado para favorecer a los grandes operadores, los pequeños ISP logran sobrevivir por una muy sencilla razón: “Respetan, valoran y cuidan a sus clientes”. Este es el gran secreto de las mipymes de Internet.
Autor: Gabriel E. Levy B.
Fuente: Andina LInk